Mientras se celebrara dentro de la
cueva de los Tiburones de La Guaira, varios tenían parte de su atención
muchos kilómetros más allá del Universitario, en Barquisimeto, por el
choque entre Leones y Cardenales. En la cueva guairista eran
conscientes que su triunfo 6-3 ante las Águilas del Zulia y la derrota
de Bravos tenía un valor importante, pero serviría más, si se consumaba
el reves de Lara. Entonces, la clasificación estaría cada vez más
cercana.
El primer paso se cumplió, al vencer
anoche a un conjunto aguilucho difícil de doblegar cuando tiene que
entrar al terreno vecino y jugar de visitante (12-9). Intentaron
que Les Walrond fuera el hombre que desde el primer acto los maniatara,
pero tuvo inconvenientes y terminó tolerando las tres rayitas que
fabricaron en todo el partido los rapaces.
La buena noticia fue que volvieron a
aparecer los hombres más encendidos de la alineación de los escualos:
Javier Herrera y Salvador Pérez. El primero sigue construyendo con cada
batazo el renacer de su carrera en el beisbol, al conectar su séptimo
cuadrangular en solo seis choques desde que fue promovido desde la liga
paralela. Ese batazo produjo dos carreras y arruinó la hermética
efectividad del abridor zuliano, Wilfredo Boscán.
“No tengo palabras para
describir este momento. Es el renacer del ave Fénix. He intentado tener
turnos de calidad, aportar al equipo y tomar cada turno con madurez. Hay
que controlar las emociones”, soltó el jardinero caraqueño. “Para
nosotros es obligatorio ganar cada partido”.
Más en el centro de la alineación,
Pérez agregó dos imparables y par de fletadas para llegar a 23 en solo
18 compromisos. “Hemos estado trabajando mucho, con gran constancia,
enfocado en las prácticas y en cada encuentro”, soltó el toletero, que
sigue montado en los .400 puntos (.408).
Pero, no todos fueron batazos. Eduardo
Figueroa, Joseph Ortiz, Jon Link, Edgmer Escalona y Enrique González
cumplieron su rol de apagafuegos a la perfección, al permitir solo dos
imparables zulianos del quinto tramo en adelante. Eso selló un lauro que
tiene a los equipos de la zona de la clasificación escuchando el sonido
de la samba cada vez más fuerte y peligrosamente cerca.
Via: liderendeportes.com Leonardo Mendoza
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